Cuaderno de viaje. 6.- Ochandiano

Salida a Ochandiano, el 1 de junio de 2011.

Hay excursiones muy, pero que muy especiales. Estas no las patrocina la AAV, ni la academia, sino un pequeño grupo de compañeros de clase.

Las organiza todos los años Charo Ortiz de Zárate, y son una maravilla. El año anterior estuvimos en Orduña, pero como apenas pinté nada, no os  muestro esta salida.

En 2011, nos propuso ir a Ochandiano. Charo se encargó de horarios de autobús, logística, recorrido, reserva de restaurante, en fin de todo. Incluso buscó un guía de excepción, su primo Juan Mari.

Nos reunimos frente a la estación del Norte, y salimos en autobús de linea, Bizkaibus, que por Dima nos llevó a nuestro destino en una hora y cuarto.

Allí, en la misma parada nos esperaba Juan Mari. Tras los saludos de rigor, empezó su cometido. Nos enseñó el Ayuntamiento entero, pero por dentro, desde el salón de plenos, hasta los libros históricos, los lugares en que se ponían los pintores cuando iban al pueblo ,la ermita de San Roque, el cementerio, en fin todo.

Parte del grupo, tomando un café nada más llegar y antes de empezar a pintar

Igual que en la ocasión anterior, también en esta usé mi cuaderno de viaje habitual, el ya conocido Fabriano Venezia de 15 x 20

Aquí estamos cuatro de los excursionistas, pintando el campanario de la Iglesia de Santa Marina

Agurtzane, Charo, Jon y Jose Antonio   (foto de Ana )

Esto es lo que veíamos.

Y este el resultado

Torre y campanario de la Iglesia Parroquial de Santa Marina

Al terminarlo, me separé del grupo, y me senté en la plaza en uno de sus laterales, en un banco de piedra de una de las casas que la cierran. Desde allí tenía una buena vista lateral del Ayuntamiento.

Plaza de Ochandiano. Ayuntamiento

Después de comer, opíparamente, y de la larga sobremesa, ya no hubo tiempo para pintar, pues Juan Mari, nos había preparado una sorpresa. Visitar detenidamente la iglesia parroquial. Vimos todo, desde capas pluviales primorosamente bordadas, hasta una sacristía preciosa. Pero el remate vino cuando nos invitó a subir al campanario. No todos se atrevieron. 

 Esta es la vista desde allí arriba.

La plaza y el Ayuntamiento desde el balconcillo del campanario

En fin, que fue una excursión fantástica, de las de repetir.